Has elegido sabiamente

Le decía un viejo caballero a Indiana Jones en La Última Cruzada. El arqueólogo aventurero acababa de meterse entre pecho y espalda un buen trago de agua bendita haciendo uso del Cáliz de Cristo, ése que concedía la inmortalidad. Tuvo suerte, el gachí. Si llega a equivocarse no habríamos tenido cuarta entrega, aunque bien pensado... En fin.

Pues esto de comprar casa en el Casco Antiguo viene a ser un poco así. Escoger la copa vieja y deslustrada entre otras con mayor empaque, más caras, menos divinas. Pero, al igual que el bienhadado Jones, el que se hace con una casa aquí para vivirla elige al patito feo, que a la postre será cisne. Pues eso. Pónganse si no en este pellejo. Adiós, comunidades de vecinos y juntas engorrosas; adiós coche, hasta el fin de semana; adiós barrios sin historia digna de mención; adiós atascos, adiós. Hola Alcazaba, hola muralla, vieja amiga; hola hogar de casco añejo con sabor a buen vino, hola calle cargada de recuerdos. Hola paseo, hola sosiego. Hola hermosura.

Algún día miraré hacia atrás y diré: qué sabio fui al escogerte. Cuando recorra tus pasos y me detenga sin prisas ante tus escaparates; cuando el panadero, el frutero y la modista me llamen por mi nombre; cuando camine sin temor a los coches; cuando las campanas de tus iglesias toquen para mí. Cuando disfrute de tu ritmo como anfitrión y no como invitado. Cuando mire a la historia desde mi ventana, cuando disfrute de tus plazas y de tus rincones entrañables, que ya serán míos. Cuando eche cuentas de mi vida. Porque estaré donde quiero estar, y viviré donde siempre quise vivir. Y mis raíces serán tan profundas como el eco de tus pasos.

Hola vecino, tú que has elegido sabiamente.