El rey de la atalaya
Me llega el humo de que cierto
reyezuelo va cantando chanzas desde su atalaya; uno que ya probó la hiel de
precipitar las palabras, de darle a la ‘muy’, de largar lastres como quien escupe
a barlovento. Y ya saben lo que tiene no conocer el mar, ni los vientos, ni la
templanza. Te acabas manchando.
Pues bien, este sujeto, del que
me importa un pimiento qué siglas se cuelgue en la solapa de su traje hecho a
medidas, va repartiendo triunfos en bastos a raíz de cierta visita que otro
político rival realizó al maltratado Parque de la Legión, en compañía de una
asociación de la ciudad.
Y no es que me guste entregarme a
la defensa de siglas o color alguno, siempre fui más de hechos que de gestos y
más de gestos que de palabras, pero siendo el mayor agraviado nuestro Parque,
me veo en la sacrosanta obligación de
dar rienda suelta a mis demonios. Perdonen que no me santigüe.
Para esputar semejante mierda desde
su atalaya virtual hay que ser muy cínico y muy canalla, o muy fanático, que viene
a ser lo mismo. Porque restar méritos al rival cuando éste se atreve, bajo un
sol de justicia, a hacer lo que uno no quiere, quizás tenga un pase —es
cuestión de medir quién tiene los huevos más gordos, más perfumados y con menos
ganas de sudarlos—, pero negar de rebote una verdad irrefutable, matemática,
absoluta, como que el Parque de la Legión necesita precisamente de la ayuda de
quienes tienen la obligación de gobernar y de hacer, es de una hediondez
supina.
Y no, Señor de los Morales, por
ahí no paso sin recriminarle la bufonada. Es más, le invito, ¡qué carajos!, a
que también se venga de paseo por el parque a buscar basuras, a contar ruinas, a
limpiar ripios, a desbrozar cardos, a encender las fuentes, a proyectar el
futuro, a columpiarnos, a reír en familia, a devolverle el orgullo y la alegría,
a ahuyentar a los espectros; o si lo prefiere, a despiojarnos, a pisar mierdas,
a beber unos litros y fumarnos unas platas.
Pero intuyo que lo suyo, que ni
sabe del estado de este parque ni le importa un comino, será más bien acudir al
concurrido acto protocolario —gominas, corbatas y foto de por medio—
cuando alguien con más empaque, vergüenza torera y cojones que usted ponga fin
al sufrimiento de este hermoso y olvidado rincón de Badajoz.
Y mientras se lo piensa
repantingado en su trono, siga dándole al teclado de su iphone, ése que no tiene tildes y del que puede hacer uso en su
refrigerado despacho de nobles maderas. Seguro que desde semejante atalaya ganará
usted tantas batallas como simpatías.
¿No ve? Le juro que ayer no le
conocía, y hoy deploro haberlo hecho.
Querido amigo. Como participante de la visita que miembros de la Asociación Cívica tuvimos a bien compartir con don Ricardo Cabezas, le agradezco la defensa que realiza del parque, frente a quienes buscan motivos de mofa o encono político donde sólo hay deseos ciudadanos —tan olvidados en el fragor de sus batallas—. Estamos invitando a concejales de TODAS las siglas a pasear con nosotros, a compartir la desazón que causa un escenario tan grande convertido en un rincón polvoriento de una vieja cortijada abandonada y en ruinas, comida por la desidia y las malas hierbas. Queremos discutir con ellos en el lugar de nuestras desdichas, sentirlos cercanos como ciudadanos, arrancarles algún compromiso de lucha, como dices, no teniendo en cuenta en esos momentos sus siglas políticas, sino su sensibilidad por el legado de nuestros antepasados y su capacidad de reacción frente a tanto abandono. Es cierto que, hasta ahora, todos nos muestran esa empatía que necesitamos, se entristecen por la desolación del Parque de la Legión, y nos aseguran que lo tendrán en cuenta. Nos da la impresión que, como ciudadanos, al menos, nos comprenden y comparten nuestra decepción e impotencia.
ResponderEliminarEsperemos que una vez puesto el traje de faena política, no se difumine esa convicción en el devaneo político, las ansias de figurar, o los reproches partidistas o personales que convierten los debates políticos y plenos en un espectáculo cada vez más bochornoso y desapegado del ciudadano, cuando no hiriente y de baja catadura moral.
En el caso del señor Juan Antonio Morales, se le puede disculpar que, por ser de Lobón, no conozca la realidad de muchos rincones de nuestra ciudad. Y eso que, a pesar de todo, Lobón y Badajoz son de la misma provincia y muy cercanas en el espacio y en el corazón. Además, su condición de Diputado de la Asamblea de Extremadura, y Secretario provincial del PP por Badajoz le deberían exigir un conocimiento cuanto más profundo mejor de las realidades de su provincia y su región. Pero bueno, ya sabemos lo que cuenta Badajoz hoy en día, como para exigir conocimiento de un parque abandonado que, precisamente fue una gloria bendita en tiempos quizá más añorados por este señor. A lo mejor lo supone esplendoroso y brillante, surcado por fuentes y estanques de agua cristalina entre setos bien cuidados, parterres de flores y caminos jalonados de arbustos entre bancos de piedra y esculturas preciosas, con rincones de sombra en pleno estío abrasador sin impedir la contemplación de unas murallas impolutas y soberbias, con sus garitas y la fantástica Puerta de Mérida en lo alto sobre las piedras vivas de una cantera que vigila caminos impecables que nos incitan a trasladarnos a través de una ladera floreada y frondosa hacia el misterio moro de una alcazaba grandiosa que vigila nuestros años y nuestros secretos.
A lo mejor lo supone así, a lo mejor lo recuerda así. A lo mejor hay que decirle que no. Que a pesar de ser un rival político el que aparece en las fotos, no tuvimos que dar mil vueltas para encontrar la basura. Es más, deseamos que esta no nos asaltara con tanta arrogancia e impunidad como lo hacía.
De cualquier forma, que este señor no se sienta ofendido, a los concejales de su partido también los llevaremos a compartir un paseo por el Parque de la Legión y a que nos muestren sus impresiones como ciudadanos, y que las conclusiones que saquen las lleven a pleno, luchen por ello y estrechen las manos de los rivales políticos para cooperar entre todos y devolver este parque al estado que demandamos los ciudadanos, el que tuvo en su día de mayor gloria.
Sólo animarte para seguir poniéndonos voz a los que nos indignamos tan frecuentemente con el estado y las cosas de nuestra ciudad, y que no tenemos la vehemencia suficiente para transcribir lo que sentimos tal y como lo sentimos. Tu punto de vista es siempre un soplo de aire fresco, directo al corazón. Un golpe sobre la mesa, una voz valiente entre tanta medianía que mantiene lánguida y olvidada a Badajoz. Sigue así. Gracias.
Francisco Javier Marín Lencero
Vuestra labor es fundamental y tenéis nuestra gratitud y reconocimiento. Ánimo y al toro!! Lástima del pleno de este viernes....
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