La vergüenza de Marwan
Una de dos: o tenemos a los más
hábiles bebedores nocturnos, dignos de una novela de Tom Clancy, capaces de
infiltrarse como espías en territorio hostil para cumplir con su misión de
ponerse hasta el culo, o tenemos a la policía más patán y vaga de la geografía
española, una plaga de agentes Wiggum salidos de alguna Loca Academia. Eso, o
un alcalde mentiroso.
Que me digan que, durante el
Almossassa, con toda la policía en la calle y la consigna pública y notoria de
evitar el botellón, especialmente en nuestra Alcazaba –¡bien patrimonial, ojo!-,
y después de la que se lió cuando unos energúmenos derribaron parte de la tapia
almohade, que se haya montado el macro-botellón que se montó anoche en sus
adarves y jardines, es para hacérselo mirar. Hasta en los columpios había
botellas de ginebra y litros de cerveza.
Ya hay que ser nulo, pasota,
malo, mentiroso, descastado, apático, ruin, vago, inútil, lerdo, traidor. Porque
alguien ha cedido alegremente nuestro bien más preciado a los chacales y las
hienas, como carroña de alta graduación. Alguien ha permitido que se meen en
nuestra historia –literalmente-, alguien que no entiende o no quiere entender
que eso es terrorismo patrimonial. Alguien a quien la Alcazaba, nuestras raíces
y la propia ciudad le importan un cojón de pato. Se lo pasan todo por el forro
de los huevos, se parten la caja mientras se ajustan las corbatas y las pamelas. Porque
somos –así nos tratan- simples borregos. Baste con decir que la policía estará
ahí para evitar nuevos desmanes, y todos dormiremos más tranquilos. Mentiras. Burdas
y sucias mentiras de prestidigitador, de vende-humo, de trilero. Más le vale al
Ministro Zoido traerse su propia escolta.
<<La policía no apareció en toda la noche>>, refiere
algún guardia de seguridad a quien no le pareció oportuno responsabilizarse de
la parcela de la Autoridad Competente. Ya saben, están al borde de la huelga y
por algo será.
La policía no apareció y fue por
algo. Pero sea el motivo que sea –mentira, dejación o inutilidad manifiesta-, resulta
aborrecible, censurable, punible, lamentable. Y no, no habrá responsable porque
nadie tiene pelotas para asumir el desmán. “El
responsable es el bebedor”, dirán unos, “la
educación”, dirán otros. “Pondremos más
cámaras, doscientas o trescientas, minas antitanque, sensores de movimiento”,
prometerán para que silenciemos nuestras furias. “Nos hacemos cargo. Tenemos un proyecto en marcha. Serán 700.000 €”.
Manda cojones. Déjense de
monsergas de prohibir carnes de cerdo y quitar barras para contextualizar no sé
qué hostias, y en el día que celebramos la fundación de Badajoz a pies de su
Alcazaba, protejan como manda Allah aquello que directamente nos liga a nuestra
Historia, patanes inútiles.
Y ya puestos a contextualizar aún
más la festividad almohade, el próximo año métanse en una galera turca y pongan
rumbo a Berbería para no volver.
Allahu Akbar.
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