Five Points
San Juan, Broncense, Concepción, Soto Mancera y Moreno Zancudo, vienen a confluir en lo que bien podríamos llamar el Five Points de Badajoz; un East End hispanizado, muy de nuestro gusto, erigido con los ladrillos de la desidia y de la más grotesca decadencia.
Y es que este rincón nuestro, salvando las enormes distancias con aquellos otros más cosmopolitas, tiene mucho de rancia frontera, de tierra de nadie, de tapia carmelita y mentidero de antaño.
A medio camino entre el esplendor monumental de la Plaza Alta y la marginalidad más descarada de las calles que la circundan, las cinco esquinas se abrazan para formar un estrecho corredor por el que el turista zozobra, se admira y se horroriza por igual. Tan pronto goza de la belleza singular de la Iglesia de la Concepción, que huye espantado ante las manos que escarban en la basura o trapichean, a sus anchas, sin el menor asomo de recato.
Judería vieja, casco antiguo, patrimonio chico de aguadores y templos, de barbacoas y plazas, de procesiones y ruinas. Y de mierda, mucha mierda, como “pa caé malo”.
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