Gracias, gracias, gracias
Que mi voz llegue a tiempo. Que llegue alta y clara. Gracias. Gracias. Gracias.
Que
mi voz llegue a tiempo. Que llegue alta y clara. Gracias. Gracias. Gracias.
Quizás aún no
hayamos conseguido mucho, apenas nada. ¡Hay tanto por construir, por recuperar,
por resucitar del polvo del olvido! ¡Tanto que soñar…! Parece prematuro dar las
gracias, incluso aventurado. Pero no. No dejaremos que pase un día más sin
reconocer tanto esfuerzo.
A ti,
ciudadano anónimo, vecino, amigo, que con tu voz diste forma a este desvelo,
que firmaste de puño y letra este clamor de muchos, que tienes hambre de estas
calles, de este barrio, de esta urbe. Gracias.
A ti,
Carnaval, que con tus pasodobles y cuplés supiste quitarle el antifaz a este
mendigo disfrazado de Alcazaba, de torres y murallas, de Plaza Alta. Sospechosas
y Chimixurris, Dakipakasa, y tantas, y tantas otras que, desde años, cantáis
haciendo pueblo. Gracias.
A los medios
que nos dieron alas para volar más fuerte, más alto; que fueron nuestro aliento
cuando al aire nos faltaba, cómplices furtivos, compás del paso. Gracias.
A vosotros,
Pablo y Lico, arte de la gracia hecha viñeta, de la viñeta hecha arte. Desde el
cielo de los perros nos sonríe nuestro amigo mientras muerde las sandalias a
San Pedro. Gracias.
A Badajoz
Adelante y la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz, por escucharnos cuando no
los requeríamos, por abrirnos sus puertas e invitarnos a entrar cuando no
llamábamos a ellas, por pasear o sentarse alrededor de una mesa para decir “¿en
qué podemos ayudaros?”. Gracias.
A nuestro
alcalde y su equipo, por brindarnos el tiempo y el espacio, y el grato charlar
del que se siente cercano; por mostrar interés para quien lo requiere, por
apostar por la voz humilde del desconocido. Por darnos fe y esperanza. Gracias.
A la
oposición, de todos los colores y todas las banderas, por querer creer en que estas
calles merecen enterrar las hachas y apagar las hogueras, por sentirse uno más
entre nosotros, por mirar a la gente a los ojos y ser valientes. Por darnos
esperanza y fe. Gracias.
A quien se
prestó a dotar de cuerpo a nuestra voz. Alma de papel, corazón de tinta,
fantasma entre bastidores. Gracias.
Y a ti, Casco
Antiguo, ¡barrio viejo, hermoso, nuestro!, por insuflar esta pasión en nuestro
pecho. No te dejaremos ir, ¡nunca!, porque eres de piedra y hierro, de historia
y vida. Cuna, patria y cielo. Gracias.
Que mi voz
llegue a tiempo. Que llegue alta y clara. Y hasta que te vea resurgir, ¡gracias!,
¡gracias!, ¡gracias!
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