Cumpleaños feliz
Dicen que ayer cumplimos un año
desde aquel día en el que dos mil personas se sumaran a este clamor de defender
al barrio. Un año ya, quién lo diría. Atrás dejamos el pañal y ese chupete
infame que nos enmudecía, ese placebo de goma, ese pezón mentiroso que nos
mantenía alelados, alelados y sumisos. “Zuga
que te zuga”, que diría mi abuela.
La cólera que nos llevó a la
nacencia se hace mayor, se gradúa, y en este día de celebración seremos
nosotros quienes agradezcamos ser. Gracias
a nuestra asociación de vecinos, a nuestros grupos municipales, a nuestro
gobierno local y autonómico. Gracias. Sin vuestra inacción y apatía jamás
hubiéramos existido. Y aunque todos nosotros, atendiendo a una mera cuestión de
física de reposo, prefiramos la sosegada despreocupación de otros, ya que aún
estamos por aquí berreando, recapitularemos un poco. Así que echemos cuentas
sin demora y hagamos acto de contrición.
Soplaremos la vela de la tarta
pidiendo ser más fuertes, más locuaces, mejores vecinos. Porque, que no nos
engañen, nuestro bagaje ha sido corto y poco fructífero. Llegamos a reunir dos
mil voces en un chasquear de dedos; dos mil que piensan que el Casco Antiguo
necesita ayuda urgente. Hicimos informes, estudiamos leyes, propusimos
soluciones, medimos calles, contamos ruinas, llamamos a los timbres de las puertas.
Oído nos pusieron el Sr. Alcalde y alguno de los suyos, y Badajoz Adelante, y
PSOE, Ciudadanos y el concejal no adscrito; también la Cívica, Amigos de
Badajoz, Espantaperros, Cocemfe/Apamex, Amacaba, empresarios, cofradías y un
enorme número de anónimos vecinos, tantos que resulta sorprendente y
descorazonador que, a día de hoy, no se hayan atendido sus súplicas. En este
tiempo propusimos reconquistar La Legión, San Andrés, El Campillo, Encarnación,
Luis de Morales. Apostamos por un Barrio de las Artes, por el comercio
tradicional en el centro, por la recuperación de las plazas. Defendimos el
descanso de los residentes frente al ruido al tiempo que tratamos de conciliar
a empresarios y vecinos. Denunciamos la droga, la ruina y la prostitución. Acudimos
a la prensa, a la radio, a las redes sociales. Dimos caza a la Fanny y banda
sonora a los diablos. Removimos el centro histórico y hurgamos en sus heridas. Fuimos
buenos y malos, pacientes e impacientes, quisimos correr y a veces mantener la
calma, agua y fuego, verbo y machete. Y acaso logramos algo, poco, muy poco,
pero jamás suficiente.
Porque si hubiéramos sido más
fuertes, más locuaces, mejores, en este año que ya queda atrás habríamos ganado,
siquiera, un metro de accesibilidad, un contenedor soterrado, una papelera más.
Pero no. No logramos derribar el muro. Inmuba no adecentó sus ruinas, ni
logramos mayor presencia policial en nuestras calles ni los diablos desocuparon
sus cubiles ni las aceras fueron accesibles ni la Legión ha sido más amable. Los
solares siguen ahí; ahí sigue el polvo. Acaso La Nacencia de Sixto y Antonio,
el desbroce de Trinidad, el encalado de algunas fachadas pudieran ser fruto de
esta bendita rebeldía a la que nos sumamos, a la que ya se suman otros barrios
desde Suerte de Saavedra a San Fernando. ¡A la mierda con los chupetes!
Pero no es suficiente. Un año no
ha sido suficiente. Por eso soplaremos esta maldita vela solitaria que da
testimonio de nuestra bisoñez. Soplaremos sí, y lo haremos con fuerza, con la
fuerza de la fe de los simples ciudadanos, con el coraje que infunde el hecho
de luchar por nuestras familias, por los nuestros, con la grandeza de no pelear
bajo ninguna otra bandera que no sea la calle.
Así que, ¿feliz cumpleaños?
Cuando acabe la contienda podremos decir si fue feliz. No antes.
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